Creemos que nosotros tenemos
los más bellos recuerdos de ella, disfrutamos de su época de salud. No volveremos a comer pasteles más ricos ni arroz con gandules, cogidos por ella del patio. Pero siempre tendremos su recuerdo en nuestra mente.
No hay palabras que puedan consolar los hijos ante la perdida de una madre, pero sé que les queda la satisfacción
de haber estado junto a ella
cuando más los necesitó. Ustedes fueron buenos hijos.